Holanda, Bosnia-Herzegobina! (mi extraña manera de decir hola a todos!)
Ayer me fui más temprano de vuelta a casa porque había quedado con Alana de ir al cine juntos a ver alguna película entretenida. Ya les conté que Alana trabaja de baby-sitter para una agencia kiwi en Auckland? Bueno, es mi compañera más joven (29) de la casa (más corto en inglés: flatmate) y con quién tengo la fortuna de cruzar más palabras promedio por semana. Usualmente cuando llego a la casa las damas del segundo piso ya están durmiendo o al menos recluidas en sus piezas (Tracey y Sally).
Partimos a Skycity para ver qué cresta estaban dando. La mayoría de las pelis ya habían empezado y ni ahí con ver la última sensacional película de Eddie Murphy disfrazado de travesti: Norbit. Finalmente nos decidimos por Smokin' Aces dirigida por el desconocido Joe Carnahan (más conocido como Joselito por su familia y amigos más cercanos). La película empezaba a las 20:45 y eran las 19:00 hrs, así que le dije a Alana que no había comido nada y que me tincaba probar por primera vez la comida Thailandesa.
Unos minutos más tarde estábamos en Dominion Road, ingresando al restaurant Thai favorito de Alana. Me ayudó a repasar la carta y prácticamente ordenó por mí cuando le pedí una recomendación. Mientras esperábamos mi plato nos largamos a conversar para de una puta buena vez conocernos mejor.
Alana no es la típica kiwi. Es muy social y afectuosa, por ello supongo que se dedica a lo que se dedica. Igual hay que tener disposición especial para cuidar de los hijos ajenos y lidiar con constantes berrinches (y pa' que decir, aguantarse las ganas de pegarle una buenas patas en el culo a algún pendejo descarriado con fuertes tendecias a la sinvergüenzura).
En la conversación tuve la chance de saber más de mis otras flatmates, Tracey y Sally. Obviamente me quedé más callado cuando llegó mi plato de arroz y el pato al curry a la thailandesa (por lo tanto, me desvirgué tanto con respecto a los patos y a la comida thai con ese pedido). Un ratón decidió hacer su aparición en la cocina en ese preciso instante de degustación culinaria, y las meseras salieron rajando de la cocina por el susto, sin considerar que los clientes pudiesen darse cuenta. Obviamente, nadie más que Alana vió al ratón, porque era la única sentada frente a la puerta de la cocina. Menudo placer que me perdí.
No paramos de reírnos y hasta hicimos sus bromas por el ratón a la hora de estrenar mi tarjeta con el sistema EFTPOS (complicada manera de decir Redcompra en Kiwilandia), o sea, a la hora de pagar. El encargado del local y la mesera que estaban ahí en ese instante no se pudieron reír demasiado, y más bien se quedaron parados mientras el color se fue drenando de sus rostros y nosotros nos retirábamos del local echando tallas sobre la cola del ratón en mi comida, etc, etc.
Finalmente, nos devolvimos a Skycity en St. Lukes Shopping Center (todo cerrado a partir de las 18 hrs, excepto el cine) y sin poder evitar la latinidad andante (algo así como la caballerosidad latina.... supongo) compré las entradas yo mismo y fuimos a jugarnos una ficha en el juego de Time Crisis 3 (wow!) justo antes de entrar a la sala.
Pelamos el cable con los previews y las pelis que más nos tincaban hasta que la peli en cuestión comenzó. Pa' qué decirles que entendí el 80% de los diálogos que por suerte eran pocos y simples (como en toda película de acción), pero fue suficiente para que adivinara el final antes de que la mierda de película terminara. Disfruté enormemente el hecho de que la actuación de Ben Affleck durara menos que un candy y que lo mataran unos fantásticos hermanos nazis en una escena de lo más poco original. Fue el clímax para mí.
En fin. Pasamos una excelente tarde y pretendemos repetir la experiencia mientras Alana no esté trabajando los Martes (días baratos para ir al cine). Me hace falta distraer la materia gris de los experimentos y de la montaña de literatura y papers que de a poco he ido asimilando con las semanas, distraerme del doctorado al fin y al cabo, y tener algo de vida social fuera del círculo de la U.
Me acosté tarde esa noche, así que me tomé la mañana de hoy para flojear en la cama y no mover un puto dedo por mi miserable individualidad. Y cuando finalmente me levanté a eso de las 10 y terminé de cocinarme mi almuerzo de hoy, saqué la bici del garaje para notar que pequeñas gotas de agua caían del cielo. Una señal divina para guarnecerme nuevamente en la casa y en la cama. Cuando desperté había dejado de llover y decidí que vendría a la U en bus.
Unos minutos más tarde estábamos en Dominion Road, ingresando al restaurant Thai favorito de Alana. Me ayudó a repasar la carta y prácticamente ordenó por mí cuando le pedí una recomendación. Mientras esperábamos mi plato nos largamos a conversar para de una puta buena vez conocernos mejor.
Alana no es la típica kiwi. Es muy social y afectuosa, por ello supongo que se dedica a lo que se dedica. Igual hay que tener disposición especial para cuidar de los hijos ajenos y lidiar con constantes berrinches (y pa' que decir, aguantarse las ganas de pegarle una buenas patas en el culo a algún pendejo descarriado con fuertes tendecias a la sinvergüenzura).
En la conversación tuve la chance de saber más de mis otras flatmates, Tracey y Sally. Obviamente me quedé más callado cuando llegó mi plato de arroz y el pato al curry a la thailandesa (por lo tanto, me desvirgué tanto con respecto a los patos y a la comida thai con ese pedido). Un ratón decidió hacer su aparición en la cocina en ese preciso instante de degustación culinaria, y las meseras salieron rajando de la cocina por el susto, sin considerar que los clientes pudiesen darse cuenta. Obviamente, nadie más que Alana vió al ratón, porque era la única sentada frente a la puerta de la cocina. Menudo placer que me perdí.
No paramos de reírnos y hasta hicimos sus bromas por el ratón a la hora de estrenar mi tarjeta con el sistema EFTPOS (complicada manera de decir Redcompra en Kiwilandia), o sea, a la hora de pagar. El encargado del local y la mesera que estaban ahí en ese instante no se pudieron reír demasiado, y más bien se quedaron parados mientras el color se fue drenando de sus rostros y nosotros nos retirábamos del local echando tallas sobre la cola del ratón en mi comida, etc, etc.
Finalmente, nos devolvimos a Skycity en St. Lukes Shopping Center (todo cerrado a partir de las 18 hrs, excepto el cine) y sin poder evitar la latinidad andante (algo así como la caballerosidad latina.... supongo) compré las entradas yo mismo y fuimos a jugarnos una ficha en el juego de Time Crisis 3 (wow!) justo antes de entrar a la sala.
Pelamos el cable con los previews y las pelis que más nos tincaban hasta que la peli en cuestión comenzó. Pa' qué decirles que entendí el 80% de los diálogos que por suerte eran pocos y simples (como en toda película de acción), pero fue suficiente para que adivinara el final antes de que la mierda de película terminara. Disfruté enormemente el hecho de que la actuación de Ben Affleck durara menos que un candy y que lo mataran unos fantásticos hermanos nazis en una escena de lo más poco original. Fue el clímax para mí.
En fin. Pasamos una excelente tarde y pretendemos repetir la experiencia mientras Alana no esté trabajando los Martes (días baratos para ir al cine). Me hace falta distraer la materia gris de los experimentos y de la montaña de literatura y papers que de a poco he ido asimilando con las semanas, distraerme del doctorado al fin y al cabo, y tener algo de vida social fuera del círculo de la U.
Me acosté tarde esa noche, así que me tomé la mañana de hoy para flojear en la cama y no mover un puto dedo por mi miserable individualidad. Y cuando finalmente me levanté a eso de las 10 y terminé de cocinarme mi almuerzo de hoy, saqué la bici del garaje para notar que pequeñas gotas de agua caían del cielo. Una señal divina para guarnecerme nuevamente en la casa y en la cama. Cuando desperté había dejado de llover y decidí que vendría a la U en bus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario