lunes, abril 30, 2007

Mensaje


GET IT!!!???

Sydnerd en menos de 7 horas

Yellow everyone!

Cómo están?

Pues ya tengo nuevas para contarles, especialmente de mi viaje de ida y regreso a Sydney en un día (viernes 27 de Abril), algo que no podría ser bautizado de otra manera que La vuelta a Sydney en 7 horas parafraseando al distinguidísimo autor inglés Jules Verne.

DB, cerca de la tienda Kodak donde me saqué las fotos pa'l pasaporte

Llegué a eso de las 9 am a Sydnerd. Y tomé un taxi (auch!!) a Double Bay (DB), hasta un par de cuadras de distancia de la embajada, donde estaba la tienda Kodak donde se podía uno tomar las fotos especiales para el pasaporte (sí claro... ezhpezhiales) finés.

Jardín infantil con araña brígida flotando en su tela (una belleza)

Me desocupé de la embajada a eso de las 11 am. Estaba feliz. Un cacho menos. Y estaba dispuesto a disfrutar el resto del día en la porción de Ozzyworld que recibía mis pasos incansables, armado con unos dólares australianos y un minúsculo mapa impreso a lo mapcity recortado en Jotoshop una vez apretado los botones de Imprimir pantalla y Ctrl+V del teclado de mi PC en la U.

Una esquina con declive en DB

Pues me puse a caminar. Lo primero era llegar a la costa. Ver el Mar de Tasman desde este lado, recordar la imagen impresa en mi mente en la playa Karekare, meses atrás. Sacar fotos de las casas, departamentos, edificios, y quedar atontado por el canto de pájaros raros en todas las esquinas. Una especie de Jungla de cemento, gracias a los pájaros exóticos.

Más DB

Ups, un animal raro en el reflejo

Sí, por fin, la plasha

Caminé hasta que mis pies me llevaron frente a una frase que me golpeó como un relámpago: Keep Clear estaba escrito en la calle. El olor a vientos frescos me atraparon, unos pasos más y estaría pisando arena fina. Respiré profundo, intentaba espantar un dolor de cabeza que me acompañaba desde las 5 de la mañana, cuando me pasó a buscar un minibus a mi casa para llevarme al aeropuerto. El aire marino hace magia.

Ooooh, sí!

En ese momento tuve una visión loquísima. Debía encontrar el centro de la ciudad antes de irme. Miré el mapa un buen rato y decidí caminar hacia el Norte, y no separarme de la playa demasiado, con tal de pillar el centro. En mi mapa no había señales claras de hacia donde debía caminar, así que improvisé.

Niños ozzys volviendo al colegio después de las clases de gimnasia

New South Head Road, DB

Las casas caras

Colores y ropas

Mientras caminaba me daba cuenta de varias cosas: Sydney era más ruidosa que Auckland, había más edificios, había más vida al estilo de Santiago, más contaminación ambiental. Mucha más gente también. Las personas, al igual que en Auckland te saludan en la calle, especialmente si las miras fijamente a la cara mientras te cruzas. Te hace sentir como en tu barrio, solamente si lo deseas claro (y miras a la gente a los ojos). Las sonrisas de las mujeres y de los varones es pegajosa.

Por fin, una señal clara de hacia donde debo caminar

Después de unas horas de caminar en círculos, de tomarme un café, comprar unas manzanas deliciosas, bebido un jugo de fresas oscuro y dulce junto a un sabroso sandwich de salmón ahumado, finalmente encontré mi camino. Ahora más animado, ya que mi improvisación había resultado exitosa, avancé por las calles de Sydney, sintiendo como si nadase contra la corriente sanguínea en una arteria principal cerca del corazón, sabía que el centro estaba muy cerca. Sólo debía continuar y llegaría.

Barrio X de tiendas

Barrio X

Wow, barrio X

Mis pasos me llevaron hasta un precioso barrio, que llamaré el Ventrículo X. Estaba atestado de turistas, lo cual me hizo saber cual sabueso que estaba cada vez más cerca de mi objetivo, el rastro era fuerte. Muchas tiendas de artículos eróticos, farmacias, hostales, restaurants, pubs y cafés, librerías, un par de barrenderos conversando en una esquina a patas peladas, buses para turistas de dos pisos (el segundo piso sin techo) para unas vueltas guiadas por la ciudad. Casi me subo a una. Preferí atenerme al estilo Carradine, total mis piernas recordarían Sydnerd y con ello mi cuerpo también.

Acercándome a Downtown

Finalmente, después de unas pocas compras chicas en las tiendas del Barrio Ventrículo X, me acerqué a un mapa en un paradero de buses. Obvio! Ahí estaba! El centro! A unas 6 cuadras de mi actual posición! Agradecí internamente no haberme subido al bus, a no haberle preguntado a nadie por ayuda (especialmente a los nobles barrenderos descalzos, o a una parejita de hombres vestidos de rosa y aros en las orejas). Este descubrimiento tan pequeño me hizo sonreír, creyendo que este jueguito terminaría por resultar bien. Pues, seguí caminando.


Catedral de Sta. María (en reparaciones, mrmrmrmr)


Idem al anterior (vista lateral)

Domain Park
(al igual que en Auckland, tan originales las colonias inglesas)


El ruido creció notablemente, el gas de los buses se hizo rápidamente inaguantable y me hizo recordar la sensación de llegar a la Alameda, luego de cruzar el Parque Forestal y caminar por Paseo Ahumada en un día de la semana. Después del Parque, las aves y la Catedral, aparecieron los edificios gigantes, las torres horripilantes, un gentío que era irreconocible (sin mayorías étnicas detectables) y que sonreía constantemente., mientras salían de un edificio, cruzaban las calles e ingresaban en otro edificio Muchos turistas sacando fotos, como yo, ninguno empero. Hombres y mujeres de una belleza que jamás había observado. Caminar entre ellos me trajo a la mente la canción de Sting Englishman in New York, no porque me sintiera inglés sino porque era un alienígena entre ellos.

Un artista inolvidable tocaba la guitarra. Flamenco. Hermoso.

Un monoriel cruza los edificios

El perfil Alcayaga en todas partes, shorts y polera, zapatillas deportivas

Fuck, autos y más autos

Llegué a otro mapita, le eché un vistazo. De alguna manera debía acercarme al mar para respirar un aire más fresco y limpio. Un paradero de buses, un vistazo y seguí caminando. Cerca estaba el centro para Vistantes de Syndey. Y el mar.

Acercándome al mar de nuevo

Artistas por doquier

Uuufff, el mar, por fin

What the fuck!!!???
Ni me acordaba que esta cosa estaba en Sydney!!!
Les presento la casa de la Opera de Sydnerd


Didgeridoo

Sí, para mi mamita linda, un aborigen australiano de verdad!

Y otro

Ahí, mezclado entre turistas de todas partes del mundo, saqué fotos como un enfermo. Todo me parecía fotografiable. Me acerqué a los músicos. Había de todo, pero lo que más llamó mi atención fueron 2 grupos que vendían sus CDs marca chancho (hecho en casa) al lado del muelle. Tocaban didgeridoo como los dioses. Y ahí a lo lejos, bien atrás, la maldita casa de la Opera de Sydney. Puta la wea! Ni se me había cruzado por la cabeza que ese edificio estaría en Sydney. Fue pa la risa. Me agarré la cabeza y reí para mis adentros. Decidí honrar la ocasión con la compra de dos discos, uno de cada grupo. Buena compra!

Caminando hacia la casa de Opera

Ahí está el culpable y el susodicho edificio

Sydney... Por qué te nublas??

Ya te vas a largar a llover!!! (Igual es tarde)

Con una sensación de triunfo increíble tomé la decisión de dar fin a mi paseíto por Sydney, ya era la hora de retornar al aeropuerto. Y esta vez debía tomar un tren hasta el aeropuerto (ni ahí con pagar otro Auch!! de taxi) internacional. Había sido una hermosa tarde. El dolor de cabeza se había ido casi por completo. El cansancio de todo un día caminado estaba subiéndose a mis hombros. Unas últimas miradas.. quizás vuelva a verte Sydney... quizás quizás quizás!!!

Tren de regreso al aeropuerto

La modernidad... TranSydnerd

Mirada críptica, jajajajajaaaa

Y el aeropuerto!? Fea la caga'aa, y me hicieron esperar más de la cuenta. Llegué a casa en Auckland a las 00:30 del Sábado. Qué día!!

Sus videitz... Enjoy!







jueves, abril 26, 2007

Me fuí a Sydney

Nos vemos luego, con fotos de Sydney.

Au revoir!

Día feriado de ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps)

El 25 de Abril de 1915 el primer cuerpo del ejército conjunto australiano y neozelandés desembarcó en Gallipoli para luchar contra los turcos otomanos que estaban aliados con los alemanes (Primera Guerra Mundial). La guerra contra los alemanes había sido decretada por el Imperio Británico tras la ocupación alemana de Bélgica, violando la neutralidad de dicho país y amenazando la estabilidad del continente europeo.

Las 6 de la mañana, no se ve ni pico

Los soldados del ANZAC dieron una dura batalla en los riscos de lo que fue llamado el Anzac Cove, por meses, de los calores del verano y los fríos del invierno. Sufrieron tantas bajas que mantener las posiciones en las trincheras sin estar en riesgo de contraer enfermedades se hizo insostenible.

Empieza el amanecer

De los 8000 kiwis que partieron a Gallipoli, murieron más de 6000. Las pérdidas inglesas fueron cuantiosas (más de 200000), y las tropas indias fueron también masacradas.

Tracy dejando una flor de papel por los muertos

Desde el año 1916, los kiwis celebran a sus muertos del día de Anzac. Se ofrecen distintas ceremonias en NZ para honrar a los caídos. Fui gentilmente invitado a participar en el Dawn Service, que es el más numeroso e importante de todos en NZ.

Ya, la gente que se vaya para la casa

Nos despertamos a las 05:30 am de la mañana. Habremos llegado al Domain (Parque donde está el Museo de Historia Natural) a eso de las 06:00 am y había nieblas en los campos de rugby y cricket que rodean al edificio del Museo.



Estaba atestado de gente, no se podía ni acercar al estrado donde las autoridades pronunciaban discursos cortos sobre la masacre y el sentido de la ceremonia, celebrar la paz y el patriotismo. A decir verdad, fue el primer momento kiwi de verdad, yo ahí, un alienígena entre hombres y mujeres que entonaban himnos en un amanecer helado, maories y blancos, con sus padres, abuelos, hijos y nietos pululando alrededor.



Una vez terminada la ceremonia, la gente procedió a dejar las flores de papel sobre el monumento a los caidos en medio de la plazuela frente a la entrada principal del Museo, sellando así el fin de la celebración. Un momento kiwi. Un minuto de silencio, por los caídos, no a la guerra, sí al amor.

Sí, contra la guerra protestemos!

martes, abril 24, 2007

Autopsia

Oportunidades únicas pasan muchas veces delante de nuestros ojos durante nuestras vidas, y aún siendo esto así, son contadas las ocasiones en que notamos dichas cosas, les otorgamos potencial, colocándolas en una imaginaria balanza en nuestra mente, sopesamos su valor y peso por un cortísimo instante y tomamos una decisión. Algunas veces, las decisiones que tomamos son correctas, y otras, como logramos descubrir más tarde son desgraciadamente erradas. ¿Cómo discernir estos momentos particulares de la infinidad de aquellos otros, en los cuales no se nos otorga la posibilidad de elección consciente? Algo que se agita en mi interior, algo que no he logrado definir jamás sin usar palabras abstractas o imprecisas, algo que no he logrado vislumbrar siquiera con mi ojo interno imaginario –aquél que siempre utilizo cuando necesito ver realmente–, me dice que para ello es que vine a este mundo. Para aprender a discernir. Para aprender a caminar no usando mis dos pies, sino a caminar realmente, usando mis pies imaginarios. Sí, lo sé. Nunca puedo ser suficientemente claro al comienzo, y reconozco incluso que para quienes no me conocen mucho, esto no haga sentido. Soy una persona que desea nunca decir algo de más, pero cuando hablo de las cosas que me son importantes, entonces me vuelvo críptico. Creo en el poder del asombro. Creo que es más importante evocar el propio sentimiento del lector en vez de recrear en él el del autor por medio de las palabras. Me gusta creer que las palabras, al igual que las melodías, pueden evocar en nosotros una serie de recuerdos invaluables, que atesoramos muchas veces sin darnos cuenta hasta que súbitamente somos transportados por una melodía a un preciso momento de nuestras pasadas experiencias. Esa pasada experiencia, única, nuestra solamente, es de alguna misteriosa forma revivida. A ello me refiero con evocar. Deseo desde lo más profundo que mis palabras evoquen en ustedes sus propias experiencias y entonces podamos juntos construir algo digno de atesorar. Pero siempre juntos. Ese asombro que nunca me dejó mientras crecí y me transformé en el adulto que hoy soy, es vital para mi subsistencia diaria. Si no me sintiera capaz de admirar cualquier cosa y creer al mismo tiempo que esa cosa aun siendo una de mis pertenencias más insignificantes, digamos un viejo calzoncillo de algodón por ejemplo, pudiera contener un algo descubrible y valorable, mi vida carecería de propósito. Algunos habrán percibido una notable trampa en esta forma de admirar las cosas. Algunos sabrán de lo que hablo, otros simplemente, tendrán que confiar en que más temprano que tarde entenderán de lo que escribo.

Discernir. El acto es esencialmente sencillo. Nos gusta enormemente complicar las cosas, hacerlas más grandes porque nos infla el ego, nos da más importancia. Pero en estas pequeñeces el hombre se pierde rápidamente, olvida las mismas razones por las cuales comenzó un camino, y en ese perder el norte, pierde también el sentido su existencia. Discernir es simple. Hay que tener conocimiento de dos o más estados diferentes, dos o más conjuntos de propiedades excluyentes. La primera decisión, concerniente a la elección misma entre estos estados, es única e irrepetible. Si se presta atención a este primer acto, el resto de la historia de acciones involucradas será claro, y el aprendizaje será constante, vigorizante. Si no se presta atención a la primera de las acciones, el resto de la cadena de sucesos será muchas veces gris y tortuoso, cargado de desilusiones y dolor. Por lo tanto, serán necesarios en mi verdadero caminar, ver y discernir, conocimiento y atención. Yo me he perdido varias veces en mi vida, entre tantos grises y dolores, pero si he estado atento puedo volver sobre mis pasos. Regresar para aprender a discernir las trampas que uno mismo se construye, para discernir cada vez mejor. Discernir para acercar los sueños al alcance de nuestra piel. Si puedo asombrarme en cada acción que decido realizar, entonces estoy cada vez más cerca de esta dicha.

lunes, abril 23, 2007

No me canso de ellas






Me voy el Viernes a Sydney. Me dieron Visa pa ir a Australia. Nueva Calentonia... Allá vamos!

Viernes Yakitori

Viernes de miedo!! Fuimos a comer a un Yakitori Bar, muy cerca de la U. Estuvo increíblemente beodo, pero ni se imaginan la experiencia culinaria que tuvimos! Fue todo el pueblo buena onda, Jenny, Roland, Simon, Motoko, Thomas y el idiota de la cámara marca-chancho.

Las fotos salieron pésimas, así que muy pocas pudieron ser salvadas. Acá van las que valieron la pena.

Jenny al ataque!

Simon, el Oso Sonrisas

El matrimonio anglo-japonés, Tom y Motoko

Las chelas, esperando el refill, más comida por favor!!!

Uff! Su helado refrito...
(NO APTO PARA ENFERMOS CARDIACOS)


Uno de los momentos más cool, fue cuando notamos la trampa mortal sobre nuestras cabezas. Una colección de motosierras colgando en el techo. Qué manera de reírnos sobre ellos.

Torture-chamber

La cámara del orto, y el fotógrafo curahuilla

Cheers! Muchas gracias gente linda y buena onda. Sois lo máximo!