
Quizás las bombas caigan un día
sobre nuestras cabezas enterradas
bajo los velos de mil ilusiones
Olvidaremos el suave toque del viento
la sal del mar en nuestras gargantas
el calor del Sol aún en la piel
Correremos en noches de oscuridad
nuestras esperanzas abandonadas
animados por el deseo más poderoso
Viviremos sueños distorsionados
recuerdos gratos, gritos de dolor
la confusión del todo lanzada sobre nuestros ojos
Quizás las bombas nunca caigan
mantendremos el cuerpo cerca del viento
escucharemos a los espíritus que rugen
Los esperaremos sentados en el mar
los abrazaremos en las selvas
tocaremos las estrellas con las pestañas
Reiremos con la arena cayendo de los oídos
bailaremos sobre los fuegos siempre alegres
los niños crecerán fuertes, nos harán felices
No soñaremos más aquello que dejamos atrás
caminar se hará ligero, correr un deseo
no temeremos, no odiaremos
De seguro... quiero verlos crecer fuertes
correr cuando desee despegar
y tomar las estrellas de mis pestañas

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