Felicidad es algo que proviene desde el interior de uno mismo. No es un estado que se conquista o se encuentra mediante las cosas que buscamos o que percibimos. Yo me he perdido de nuevo en la búsqueda de algo que creía debía encontrar, porque es algo que no tenía. Se siente raro cuando la simpleza de las cosas te atrapa de golpe, te besa en un zamarreo o dos, y te deja con los pies temblorosos en tierra pensando en que todo este tiempo la felicidad siempre estuvo en uno mismo. No hacían falta grandes distancias, ni millones de toneladas de agua entre los seres amados, ni una soledad opresora que moviera el cuerpo. Podría verlo todo de nuevo, con un prisma diferente y asumir que la estoy puro cagando, que me mantengo dormido por opción. Sin embargo, prefiero seguir usando el viejo y rayado, el que me recuerda mi historia, porque tengo que creer que tengo estas cosas en mí. Tengo que recordar lo que siempre tuve en mi interior. La distancia y el agua son un aditivo, un distractor constante, agobiante. Creer y recordar… es todo lo que tengo que hacer.
Gracias por tu sabiduría… a veces no sabría que haría si no me hablases desde tantas bocas distintas. En realidad, no soy nada y aún, todo está en mí. Quisiera sentir de nuevo aquello que gatilló toda esta tristeza, para comprenderla con mis años, pero nada es lo que uno desea que sea. Es más, sería mejor ni siquiera desear algo. Cerraré estos ojos, creeré y recordaré.
Gracias por tu sabiduría… a veces no sabría que haría si no me hablases desde tantas bocas distintas. En realidad, no soy nada y aún, todo está en mí. Quisiera sentir de nuevo aquello que gatilló toda esta tristeza, para comprenderla con mis años, pero nada es lo que uno desea que sea. Es más, sería mejor ni siquiera desear algo. Cerraré estos ojos, creeré y recordaré.
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