
Abro los ojos, y siento lo resentido que está la mandíbula. He dormido con la boca muy apretada. No estoy durmiendo en el suelo, lo cual es raro, especialmente de mañana, no hallarme en el querido suelo de mi pieza. He dormido en la casa de invitados de la Gendarmería. Los recuerdos llegan...
Una noche agradable. Para despedir a los Zickgraf que se van de vacaciones. Pasarán inclusive por Santiago de Chile. Les he recomendado comprar un buen vino por 450 francos- Pacífico. Se han quedado boquiabiertos. Un Misioneros de Rengo, etiqueta dorada, 2500 pesos chilenos.
Hemos comido muy bien, muy rico todo. Vincent ha preparado pollo asado, ha quedado excelente. Hubo camarones gigantes y ensaladas. La conversación ha fluido de manera tal que te hace maravillarte de la espontáneidad con la cual personas que se conocen poco se hacen querer y hablan de aquellas cosas que cuestan y que no cuestan sin hacer distinciones ni recurrir a artimañas elaboradas. Un placer lingüístico. La intención de conocerse y de quererse a flor de piel.

Al final, me han invitado a compartir una botella de tequila, una de azúcar de caña y un ron de 50 grados. Me han dicho además que no tengo que irme después, que puedo quedarme la noche en la casa de invitados. Con una sonrisa de oreja a oreja, he dicho que sí.
Conversar con Vincent permite conocer la ondita de la isla no sólo desde el punto de visto policial (siendo que es el Jefe de Brigada y todo eso), sino además desde el punto de vista de un hombre de familia que ha decidido quedarse en Nueva Caledonia, con su esposa Nila y sus lindos tres hijos. Han dado tanto ya, que debe ser natural quedarse.
Con ellos me olvido de las calles de las ciudades, de los cines, de las plazas públicas repletas de gente y de las filas del Banco a fin de mes. Desaparecen los turbios deseos de no-pertenecencia y de reclamo de lo que se echa de menos. Con ellos estoy tan a gusto que todo lo demás se pierde en una agradable niebla, y Maré se torna un hogar más agradable.

Hoy los niños de los Lemenec y los Martínez, más una nueva familia que no conocía de Penelo, han conocido el aviario y han tenido una buena experiencia de cuervolandia, mi lugar de trabajo. les he mostrado también el mirador de Wabao y lo hemos pasado bomba. Bien picados por hormigas eléctricas y mojados por los esporádicos "churrascos" (como dice Tamara en vez de chubascos) que nos sorprendieron en la selva, hemos vuelto a las respectivas casas con un buen recuerdo.

Y bien, las noches anteriores han sido mágicas de una manera u otra. La comida donde los Zickgraf (donde re-estrené los pois de fuego) ha sido una natural secuela de la primera comida que compartí con los Le Menec en su casa, ya hace una semana. Y como bien ha dicho Valérie, nos hemos malacostumbrado en estos últimos días, viviendo y gozando de nuestra parte más latina y menos francesa, juntándonos a comer y pasando el día juntos...
Yo me pregunto cómo diablos no haberlo hecho antes. ¡Es espectacular!

Ahora miro con buenos ojos los siguientes dos años, y me río de mi ostracismo. De mi necesidad de quedarme en casa, prisionero por las costumbres locales. Hay un espacio, una dimensión de afectos por explorar y hasta levantarse para ir a trabajar cuesta menos ahora.
Bueno, no me queda más satisfacción que expresar. En estos últimos días me he sentido muy feliz, y mucho de eso gracias a estas hermosas familias (Le Menec, Martínez y Zickgraf), y obviamente al nacimiento de mi sobrinita Constanza. Me saco el sombrero ante la vida... y...
... como bien lo ha puesto Dani en su comentario último en el blog... ante las costumbres que me embargan, aún cuando eso no implica que deje de combatir contra esas costumbres que no deseo adquirir, de adulto amargado. Si logro mantener tanto al niño dentro de mí vivo como mantener la conciencia encendida ante mi crecimiento y transformación hacia el adulto-fome, puedo evitar las malas costumbres y bien acurrucar a las buenas.
Les deseo una Feliz Navidad... desde la Isla de la Fantasía.

P.S: Me he vuelto a quemar los pelos de la pierna con mis poi. Jajajaja... pero me he superado.
Una noche agradable. Para despedir a los Zickgraf que se van de vacaciones. Pasarán inclusive por Santiago de Chile. Les he recomendado comprar un buen vino por 450 francos- Pacífico. Se han quedado boquiabiertos. Un Misioneros de Rengo, etiqueta dorada, 2500 pesos chilenos.
Hemos comido muy bien, muy rico todo. Vincent ha preparado pollo asado, ha quedado excelente. Hubo camarones gigantes y ensaladas. La conversación ha fluido de manera tal que te hace maravillarte de la espontáneidad con la cual personas que se conocen poco se hacen querer y hablan de aquellas cosas que cuestan y que no cuestan sin hacer distinciones ni recurrir a artimañas elaboradas. Un placer lingüístico. La intención de conocerse y de quererse a flor de piel.

Al final, me han invitado a compartir una botella de tequila, una de azúcar de caña y un ron de 50 grados. Me han dicho además que no tengo que irme después, que puedo quedarme la noche en la casa de invitados. Con una sonrisa de oreja a oreja, he dicho que sí.
Conversar con Vincent permite conocer la ondita de la isla no sólo desde el punto de visto policial (siendo que es el Jefe de Brigada y todo eso), sino además desde el punto de vista de un hombre de familia que ha decidido quedarse en Nueva Caledonia, con su esposa Nila y sus lindos tres hijos. Han dado tanto ya, que debe ser natural quedarse.
Con ellos me olvido de las calles de las ciudades, de los cines, de las plazas públicas repletas de gente y de las filas del Banco a fin de mes. Desaparecen los turbios deseos de no-pertenecencia y de reclamo de lo que se echa de menos. Con ellos estoy tan a gusto que todo lo demás se pierde en una agradable niebla, y Maré se torna un hogar más agradable.

Hoy los niños de los Lemenec y los Martínez, más una nueva familia que no conocía de Penelo, han conocido el aviario y han tenido una buena experiencia de cuervolandia, mi lugar de trabajo. les he mostrado también el mirador de Wabao y lo hemos pasado bomba. Bien picados por hormigas eléctricas y mojados por los esporádicos "churrascos" (como dice Tamara en vez de chubascos) que nos sorprendieron en la selva, hemos vuelto a las respectivas casas con un buen recuerdo.

Y bien, las noches anteriores han sido mágicas de una manera u otra. La comida donde los Zickgraf (donde re-estrené los pois de fuego) ha sido una natural secuela de la primera comida que compartí con los Le Menec en su casa, ya hace una semana. Y como bien ha dicho Valérie, nos hemos malacostumbrado en estos últimos días, viviendo y gozando de nuestra parte más latina y menos francesa, juntándonos a comer y pasando el día juntos...
Yo me pregunto cómo diablos no haberlo hecho antes. ¡Es espectacular!

Ahora miro con buenos ojos los siguientes dos años, y me río de mi ostracismo. De mi necesidad de quedarme en casa, prisionero por las costumbres locales. Hay un espacio, una dimensión de afectos por explorar y hasta levantarse para ir a trabajar cuesta menos ahora.
Bueno, no me queda más satisfacción que expresar. En estos últimos días me he sentido muy feliz, y mucho de eso gracias a estas hermosas familias (Le Menec, Martínez y Zickgraf), y obviamente al nacimiento de mi sobrinita Constanza. Me saco el sombrero ante la vida... y...
... como bien lo ha puesto Dani en su comentario último en el blog... ante las costumbres que me embargan, aún cuando eso no implica que deje de combatir contra esas costumbres que no deseo adquirir, de adulto amargado. Si logro mantener tanto al niño dentro de mí vivo como mantener la conciencia encendida ante mi crecimiento y transformación hacia el adulto-fome, puedo evitar las malas costumbres y bien acurrucar a las buenas.
Les deseo una Feliz Navidad... desde la Isla de la Fantasía.

P.S: Me he vuelto a quemar los pelos de la pierna con mis poi. Jajajaja... pero me he superado.
2 comentarios:
A que no adivinas donde estoy!!!!
No encontre otro ciber abierto mas que: donde Thomas!!!!! seguro que este lugar te envia saludos.
Hijo querido: Ya debes estar despertando en este 24 de diciembre, FELIZ NAVIDAD!!!!!!! DESEO A NOMBRE DE LAS NIÑAS, de Vicente y Constanza, de tu hermana que recién llegó a su casa y de mi parte también.
Tranquila después de ver lo que escribiste hoy y espero que estés acompañado de tus nuevos amigos y así no te sentirás tan solo.
Que lo pases muy bien, pensaremos en ti cuando mañana nos reunamos en casa a cenar, vendrá tu padre y Tania con Constanza ya que Vicente con su padre irán a Lampa a pasar un rato con su familia y sobre todo para que Vicente esté con sus primas que ya se irán a Francia.
Muchos abrazos y besos para ti.
Mamá
saludos, me gustanría contactar contigo para contarte una buena historia pero en privado porque tengo que dar datos de personas si lo lees mandame un correo a efebejota@yahoo.es
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