
El me ha sacado las fotos. Gracias, compadrito. :)

Pensar en mi propia infancia es lo que me provocan estos niños. Yo siempre he dicho que mi infancia fue pulenta. Que no podría haber pedido una mejor.
Tengo este recuerdo, cuando mi padre y mi madre me hacían creer que había un duende que pasaba a vigilar cómo me portaba. Yo le escribía cartas y como me recomendaron mis papás, las dejaba en la ventanilla de ventilación*, al lado de la ventana de la cocina. Me solía quedar ahí un rato para ver si la carta desaparecía. Cerraba la ventanilla, esperaba un rato -mientras Mamá cocinaba- y la volvía a abrir para encontrarla ahí. Mamá me decía que si dejaba tranquila la carta, el duende pasaría a buscarla. Al final, o me aburría de esperar o iba al baño o a jugar y la próxima vez que abría la ventanilla, la carta habríase esfumado...

Yo quedaba siempre atónito ante esto. Realmente, creía en el duende. Hasta me trajo una vez un juego de naipes de autos. De esos que se juegan en Europa, cuando eres pendex. Cada carta es un auto de carreras distinto. Viene con una foto, y las especificaciones del motor, velocidad máxima, caballos de fuerza, etc. Jugabas contra el naipe de otro. Apostabas a que tu carta tenía algo mejor que el del otro... si ganabas, te quedabas con la carta de tu oponente. Era cool.

En fin... yo siempre he mantenido vivo ese espíritu de niño. Es esperanzador, ¿saben? Hace una gran diferencia en la negrura del mundo y la maldad del hombre. Me impermeabiliza de la vejez, de los terribles problemas del pasado, del dolor de muchas pérdidas y del constante ataque con que nuestra Sociedad nos dice cómo debemos actuar.
En cuanto a lo que acabo de escribir de la vejez, no me refiero a ella como algo malo o negativo. Más bien, se trata de ese miedo a la vejez, al volverse uno menos plástico, más lenteja, más gruñón y más un animal de costumbres. Al mirar a los niños descubro cada vez ese mundo que emerge en cada experiencia nueva. Los adultos tienden a despreciar lo rico que es saborear las cosas sencillas (como probar lo salado del mar, lo salado de la arena, una sonrisa y una afectuosa mirada gratuita... sin esperar nada a cambio).

*la ventanilla de ventilación es un invento europeo, que permite ventilar los cuartos sin tener que abrir las dobles ventanas, que mantienen el frío del invierno y el calor del verano afuera, doble aislación. En fin, la ventanilla tiene cierre hermético y parece un locker muy chiquitito, con una red para atrapar las moscas.
Tengo este recuerdo, cuando mi padre y mi madre me hacían creer que había un duende que pasaba a vigilar cómo me portaba. Yo le escribía cartas y como me recomendaron mis papás, las dejaba en la ventanilla de ventilación*, al lado de la ventana de la cocina. Me solía quedar ahí un rato para ver si la carta desaparecía. Cerraba la ventanilla, esperaba un rato -mientras Mamá cocinaba- y la volvía a abrir para encontrarla ahí. Mamá me decía que si dejaba tranquila la carta, el duende pasaría a buscarla. Al final, o me aburría de esperar o iba al baño o a jugar y la próxima vez que abría la ventanilla, la carta habríase esfumado...

Yo quedaba siempre atónito ante esto. Realmente, creía en el duende. Hasta me trajo una vez un juego de naipes de autos. De esos que se juegan en Europa, cuando eres pendex. Cada carta es un auto de carreras distinto. Viene con una foto, y las especificaciones del motor, velocidad máxima, caballos de fuerza, etc. Jugabas contra el naipe de otro. Apostabas a que tu carta tenía algo mejor que el del otro... si ganabas, te quedabas con la carta de tu oponente. Era cool.

En fin... yo siempre he mantenido vivo ese espíritu de niño. Es esperanzador, ¿saben? Hace una gran diferencia en la negrura del mundo y la maldad del hombre. Me impermeabiliza de la vejez, de los terribles problemas del pasado, del dolor de muchas pérdidas y del constante ataque con que nuestra Sociedad nos dice cómo debemos actuar.
En cuanto a lo que acabo de escribir de la vejez, no me refiero a ella como algo malo o negativo. Más bien, se trata de ese miedo a la vejez, al volverse uno menos plástico, más lenteja, más gruñón y más un animal de costumbres. Al mirar a los niños descubro cada vez ese mundo que emerge en cada experiencia nueva. Los adultos tienden a despreciar lo rico que es saborear las cosas sencillas (como probar lo salado del mar, lo salado de la arena, una sonrisa y una afectuosa mirada gratuita... sin esperar nada a cambio).

*la ventanilla de ventilación es un invento europeo, que permite ventilar los cuartos sin tener que abrir las dobles ventanas, que mantienen el frío del invierno y el calor del verano afuera, doble aislación. En fin, la ventanilla tiene cierre hermético y parece un locker muy chiquitito, con una red para atrapar las moscas.
2 comentarios:
ese espiritu infantil te permite evitar llegar a ser un animal de costumbres? sorry my dear, pero naciste viejo y lleno de costumbres en especial tu, jijijijijijijiji, si aun quieres recuperar lo perdido en otra vida, estas a tiempo, pero para eso hay que aprende a dejar llevarse por la marea, y que tus crecimientos te sorprendan, dejar de estar en dominio de si todo el tiempo, y derrepente te darás cuenta de que haz llegado al punto que querías, o que quieres en ese momento....
Que lindo que recuerdes ese momento de tu vida, en todo caso el guardar tu carta para el viejo pascuero y que la llevaban los duendes de la ventanita de ventilación, fue invento totalmente de nosotros, que bueno recordar esos momentos.
Cariños.
Mamá.
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