La Odisea continua!




Ayer estaba pal pico de deprimido parece, leer el registro de ayer nada tiene que ver con cómo me siento hoy, ya que me sacudí la mala ondita. Fui hoy al Jardín Botánico: caminar, caminar, más caminar y aún más caminar. No habían zancudos por gracia divina supongo, así que pude disfrutar de la vista, de las plantas y de los musgos con absoluta libertad y placer no culpable (el deleite de cualquier biólogo de corazón).
Ayer estaba pal pico de deprimido parece, leer el registro de ayer nada tiene que ver con cómo me siento hoy, ya que me sacudí la mala ondita. Fui hoy al Jardín Botánico: caminar, caminar, más caminar y aún más caminar. No habían zancudos por gracia divina supongo, así que pude disfrutar de la vista, de las plantas y de los musgos con absoluta libertad y placer no culpable (el deleite de cualquier biólogo de corazón).
Ello me hizo pensar en que sería un menso estúpido si no iba a visitar el zoológico esa misma tarde. Así que después de comerme un sandwich y tomarme un juguito rico de naranja, empecé a planear mi visita al zoológico.
El paseo al zoológico resultó todo un éxito, aun cuando hubieron intentos propios de boicot cuando me di cuenta de que uno de los buses que iban hasta él, no funcionaba durante feriados, pero insistí razonablemente y tomé otro bus que hizo bastante bien el trabajo de transportarme hasta las puertas mismas del zoolólogico. Desafortunamente, llegué un poco tarde, me quedaban unas 2 horas antes del cierre. Casi corrí por el zoológico, pero fue inevitable quedarme mirando como un idiota amante de los animales por mucho rato, frente a los primates, geckos y las impresionantes aves de NZ. Cuando sólo quedaba yo en el zoológico, me di cuenta lo tarde que era y aunque ninguno de los cuidadores me pidió que abandonara el lugar, me entró ese urgimiento primitivo de estar rodeado de animales salvajes al atardecer y solo. Fue muy divertido, yo y mi sensación de ser el último hombre entre muchos otros animales.





El premio máximodel zoológico fue el Frogmouth. Aunque las fotos salieron bastante malas, pondré esta para mi amigo Chinasky y los demás, aunque sé que Cristián hubiese podido disfrutar como yo de quedarme pegado mirando a tan raro pájaro por más de 10 minutos seguidos, aguardando el más mínimo de los movimientos de una ave que está quieta como piedra durante su siesta sobre una rama, para poder guardar para siempre el recuerdo de tal magnífico animal.

Llegué tarde al hostal y ahí estaban todos, chupandocomo si no hubiese un mañana, y entre ellos, Antonio, sonriente, dispuesto a volarme la raja nuevamente en ajedrez. Jugamos 5 partidas, sólo pude ganar una, cometí demasiados errores no forzados. Qué pena, pero qué aprendizaje! Entre juego y juego, Antonio me invitó a Casttlepoint, a 3 horas de Wellington , hacia la costa Este. Obviamente accepté, era una magnífica oportunidad de conocer un poco de la zona en auto, sacar fotos y quizás mojar mis patitas en el Pacífico otra vez.
El premio máximo
Llegué tarde al hostal y ahí estaban todos, chupando
Nos vemos!
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