DIA CUATRO (Wellington)

Antonio Liccesi

Pasé la mañana terminando los papeleos en la embajada francesa, con algunos resultados bastantes deprimentes (como el tener que esperar 3 meses por la Visa). De ahí decidí hacerle honores a mi lado femenino y mover la mala onda a fuerza de dólares gastados en compras. Fuí a la tienda de libros usados, y después de regatear la nada misma conseguí mi copia del Señor de los Anillos en su idioma original (magnífico empaste!) y el Libro de Taumaturgia de Vampiro la Mascarada (3a Edición).


Además compré dos controles para jugar LEGO STAR WARS en mi laptop, con Alana y con Alex. Increíble! La mala onda se había desvanecido. Tuve la corta oportunidad de presenciar el efecto del viento Wellingtoniano (they say Wellington is so windy because Auckland sucks) que casi me bota ahí mismo en la calle al doblar por una esquina en mi camino a comerme mi almuerzo en el puerto. Mucha gente corre acá por deporte. Es muy saludable parece, no obstante, no les envidio. Jajaja!




Pasé la tarde con Antonio y Martín, conversando sobre la vida (nuevamente, qué profundos los mochileros latinos!) hasta que se hizo la hora de abandonar Wellington y volver a casa, o sea, a Auckland.

El balance total del viaje fue positivo, tirando pa gris pero suficientemente salpicado de verde y de momentos de biología extrema (en el Zoológico y en el Jardín Botánico), así que no me quejo, lo pasé de maravillas!

Ese fue el reporte de Sapito Rey, y acá está su esfinge.

Cheers!