El 25 de Abril de 1915 el primer cuerpo del ejército conjunto australiano y neozelandés desembarcó en Gallipoli para luchar contra los turcos otomanos que estaban aliados con los alemanes (Primera Guerra Mundial). La guerra contra los alemanes había sido decretada por el Imperio Británico tras la ocupación alemana de Bélgica, violando la neutralidad de dicho país y amenazando la estabilidad del continente europeo.
Los soldados del ANZAC dieron una dura batalla en los riscos de lo que fue llamado el Anzac Cove, por meses, de los calores del verano y los fríos del invierno. Sufrieron tantas bajas que mantener las posiciones en las trincheras sin estar en riesgo de contraer enfermedades se hizo insostenible.
De los 8000 kiwis que partieron a Gallipoli, murieron más de 6000. Las pérdidas inglesas fueron cuantiosas (más de 200000), y las tropas indias fueron también masacradas.
Desde el año 1916, los kiwis celebran a sus muertos del día de Anzac. Se ofrecen distintas ceremonias en NZ para honrar a los caídos. Fui gentilmente invitado a participar en el Dawn Service, que es el más numeroso e importante de todos en NZ.
Nos despertamos a las 05:30 am de la mañana. Habremos llegado al Domain (Parque donde está el Museo de Historia Natural) a eso de las 06:00 am y había nieblas en los campos de rugby y cricket que rodean al edificio del Museo.
Estaba atestado de gente, no se podía ni acercar al estrado donde las autoridades pronunciaban discursos cortos sobre la masacre y el sentido de la ceremonia, celebrar la paz y el patriotismo. A decir verdad, fue el primer momento kiwi de verdad, yo ahí, un alienígena entre hombres y mujeres que entonaban himnos en un amanecer helado, maories y blancos, con sus padres, abuelos, hijos y nietos pululando alrededor.
Una vez terminada la ceremonia, la gente procedió a dejar las flores de papel sobre el monumento a los caidos en medio de la plazuela frente a la entrada principal del Museo, sellando así el fin de la celebración. Un momento kiwi. Un minuto de silencio, por los caídos, no a la guerra, sí al amor.
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