Corresponsal patiperro cañeteado

Bueno, bueno, llegué al Hostal de la Juventud en Nouméa, y tengo algunas anécdotas-experiencias que compartir. Ayer me despedí de Maré de una manera muy especial. En la mañana fui a entrenar a mis pajarracos del demonio (mis queridos modelos Sisu y Español), pasé por el banco en Tadine para sacar plata del cajero (para regalos en Nouméa) y luego fuí a la playa por unas horas a tostarme por última vez antes de volver a la civilización neozelandesa. En la tarde, terminé de ver '2046', una película china de lo más bizarra (con algunos premios internacionales, muy bizarra pero no mala, en ningún caso). Cociné pollo asado y papas fritas después (ni idea cómo me quedó, porque ni comí), arreglé mis cosas y todas las otras weas que tenía que llevar a Auckland.

¡¡¡Solamente 3 o 4 kilos de sobrepeso en la mochila!!! Increíble todo lo que pesan los discos duros más un poco de ropa. Bueno, continuaré con el relato. Terminé de cocinar a eso de las 9 de la noche y tenía que ir a despedirme de Stomi (que en realidad se escribe Stmy, la raja el nombre de mi hermano kanaky rastaman, creo que así le pondré a uno de mis hijos... Y Nene, la abuela de Annette, ya me dijo que tenía que nombrar a mi hija como su nombre francés: Alice) quien además me quería pasar una foto para que se la ampliara en Auckland. Como Alex no se apareció en toda la tarde, tomé la moto y partí a casa de Stmy. Escuchamos música un rato y bailamos en su cass.

Estaban Maxim, Diddie (un loco de casi 2 metros que es seco en pesca con lanza, algo así como la leyenda de Yehdele, la playa de Wabao) y el pendejo de Frankie (grrrrr...). Diddie me regaló un lindo collar de hojas que se hizo para el matrimonio de un primo de Stmy que se casa mañana (hoy es la ceremonia de los inyams), Stmy me pasó las fotos. Los chicos querían ir a Eni, a la última noche del festival cultural que se estaba celebrando en Maré (al cual fui por supuesto dos días, aunque de cultural haya tenido poco), así que fuí a casa a buscar el auto y a Alex si quería venir.


En el camino a casa me saqué cresta y media en la moto por imprudente. No pude frenar como la gente en un cruce en camino de arena hacia uno pavimentado. La rueda trasera patinó y perdí control de la moto y nos volcamos ambos. Con la diferencia es que la moto cagó. Se le rompió la manivela del freno trasero que es necesaria para hacerla partir. ¿Y yo? Pues milagrosamente no me pasó mucho. Debería haberme roto algo, pero rodé como un endemoniado por el suelo de arena (me quemé un poco la espalda con el roce), tengo una contusión en mi pierna derecha (un cototo que apenas molesta en realidad) y tengo inflamado el dedo gordo del pie izquierdo. Me salvé porque no iba tan rápido y porque algo logré controlar la caída. El resto son puro rasmillones chicos, nada de qué preocuparse.

De modo que esa fue la manera con la cual me despedí de la tierra de Maré. Literalmente. Con arena en mis heridas, que sangraron apenas un poquitín, me levanté y caminé llevando la moto hasta la casa (unos ricos 15 minutos bajo un cielo espectacular, plagado de estrellas), agarré el pollo y las papas fritas, tomé el auto después de una rápida desinfección de heridas con alcohol 90% (ufff... ardió más que la put...) y partí a buscar a mis socios para llevarlos a Eni.

Cojeando llegué a Wem (la casa donde vive Stmy, acá las casas tienen nombre, la mía se llama N'caparel) y les conté a todos la experiencia. Nos matamos de la risa. ¡Me invitaron a comer! ¡A las chozas preparadas para el matrimonio! Yo quedé PLOP, les dije que no, que no se fueran a enojar los más ancianos porque soy extranjero y me ven comiendo de la comida para el matrimonio. Pero todos insistieron. Comí como bestia, no había comido en toda la tarde (antes de la playa comí un pancito con la mermelada de manzanas que hice siguiendo la receta de mi vieja madre y un té con leche), hasta los viejos estaban contentos con mi presencia y la historia de mi caída en moto y mi cojeo. Fueron muy amistosos. El novio Luan, pasó a comer también, estaba el alcalde y el arquitecto de la Isla. Luego perdieron interés en mí y empezaron a hablar en Nengone. Yo seguía comiendo y Diddie esperó pacientemente (muy curado, el gigante) a mi lado.

Nos levantamos de la mesa cuando nadie más quedaba. Llevamos los platos a las mujeres encargadas de lavarlos (ni siquiera se imaginan la cresta que me sacarían si me pillasen lavando mis platos), y Luan sonrió aprobatoriamente. Jejeje... hasta dijo en voz alta: "¡Miren! ¡Mi hermano kanaky!". Yo agradecí mil veces la comida que estuvo genial (muuuuucha proteína, muuuuuucha carne, ñami ñami). LLevé a los lolos borrachos y volados a Eni y la pasamos chancho bailando y cantando. Claro, yo me retiré tempranito de la pista de baile, cuando mi dedo me empezó a alegar y un poco de materia empezó a salir por entremedio de la uña y la piel debajo de ella (perdonen lo gráfico, hace más vívido el relato). Los llevé de regreso a sus respectivas casas en Wabao y me despedí de mi hermano Stmy.

Ahora estoy disfrutando de los ricos vientos que llegan hasta el balcón de Le Auberge de Jeunesse, con vista a Nouméa. Y ya pronto será la hora en que las tiendas reabran tras el recreo de almuerzo. Saqué ene fotos de Maré y de Nouméa esta vez desde el avión, porque la vez anterior (desde Auckland) llegué desde el Sur y no se podía ver nada especial ni fotografiable y el viaje a Maré con Alex lo hicimos de noche. Esta vez me vine en biplano desde Maré, así que tenía la media ni que ventana a mi lado para sacar buenas fotos desde la altura, el ruido del motor me hinchaba los tímpanos, jejeje... fue un viaje pulento.





¡Adiós Maré, adiós Nueva Calentonia! Hasta unos 18 días más... Auckland, prepárate, que aquí voy (cojeando...)

Jejeje

Hasta pronto, gente linda y hermosa...

A la izquierda el pie supurante (moto), a la derecha el pie que pica (coral de fuego)