Nouméa, Auberge de Jeunesse

Bueno bueno... llegué por fin. Estoy sentado en la terraza del Hostal de la YHA (Auberge de Jeunesse), el Sol me está tostando la piel del lado derecho de la cara, muy suavemente. La humedad es un poquitín alta, pero ya me estoy acostumbrando (excepto cuando subo las escaleras entre los cerros). Obviamente, como el Hostal está en la punta de una las colinas de Noumea la humedad es ligeramente más molestosa que a nivel del mar. Al frente de mis ojos, despuntando por sobre la barranda de la terraza, completamente invadida de enredaderas, aparecen dos torreones de una iglesia. Más allá, puedo ver unas casas y edificios construidos sobre las colinas que se zambullen en el mar.

Estoy solo en la terraza, sopesando lo mucho que ha pasado desde hace unos pocos meses, esa rápida realización de eventos que me permiten creer que estoy forjando un futuro personal profesional. Desde el día de ayer que estoy en paz conmigo mismo. Como si esos futuros negros a los cuales les tenía pavor, se desvanecieron en el aire sin siquiera dejar volutas del humo de la sorpresa. Fue sencillamente un momento mágico, donde ciertas cáscaras mías se desprendieron, viejas y arrugadas, obviamente ya inútiles.

Podría querer saltar en una pata, qué diablos!!! Incluso gritar y reír a carcajadas!!! No obstante, esa paz que ahora aprendo a contemplar me da aun más goce. En esta silla, frente a dos torreones, con la humedad tapando los poros de mi piel y el aire salado curtiendo mis labios pienso en compartir con ustedes este primer pasito...

Bienvenido a Nueva Caledonia, amig@s!
Bienvenue au Nouvelle Caledonie, mes amies!

Creo que iré a por una ducha relajante y a por mi cámara, antes que la luz se disipe. Hasta pronto!