jueves, octubre 18, 2007

Sin conexión

[ EFX:

Apenas unas lagañas pocas en los ojos, con una taza de té con leche frente a mi, sentado en la mesa de la terraza espero pasar los últimos 3 minutos antes de las 5 am. Pichichu juega a unos 6 metros, en el jardín, con un snorkel de Alex. El scooter desaparecío en el camino unos minutos atrás, conducido por un intrépido y novato (entusiasta como el autor, digamos) Gavin Hunt, el verdadero Cuervoman. Banda sonora: unos mp3s sueltos, melodías clásicas instrumentales de películas y series de Animé.

Agregado especial: las hojas de este diario se van tornando menos azules y más blancas, a medida que más luz solar inunda el paisaje y mis ojos. Amanece ]

Puta la wea cabrito. No volviste anoche y te quedaste con la Nissan Terrano. Nos dejaste con los moños hechos esta madrugada a Gavin y a mí. Ojalá no te haya pasado nada malo, que solamente te olvidaste del detalle de que ibamos a salir temprano a atrapar cuervos, Gavin y yo. Igual mala onda, especialmente si no hay una buena razón de fondo para no haber regresado el auto anoche. Esperaré a que vuelvas para decidir que pienso al respecto.

"El beneficio de la duda" dice solemnemente el juez, "concedido al imputado. Se levanta la sesión".

Allá lejos se oye el romper de las olas contra el arrecife de coral. Aquí, sin embargo, molestan las pequeñas heridas que aparecen cada día por arte de magia -pareciera- en las manos y los pies. Rasguños que se infectan un poco y que sanan tras un día o dos.

Anoche nos quedamos conversando con Gavin (sin Alex), tras la cena, sobre cuervos. Fue de lo más instructivo e interesante. Es bueno de vez en cuando dejar rienda suelta a la especulación. Es algo así como la imaginación del científico, la especulación. Pero no nos dejan escribir mucho de ello en las publicaciones. No es riguroso ni se ve bien, parece.

He estado capturando videos en las tardes, leyendo un libro sobre aprendizaje social editado por Heyes y Galef, pensando sobre las ideas de ayer y hoy (y sobre la inmortalidad del cangrejo, un tema inagotable), especialmente aquellas relacionadas al aprendizaje motor y cognición. Revisitando el paper de los gatitos de Held y hein del 63 ó 65, no me acuerdo. Algunos frutos tardan en madurar y me pregunto si el verde fruto (muy inmaduro e insípido) de mis ideas tendrá en el futuro un sabor agradable o no.

No sé si me gusta cuando callo, porque estoy como ausente (odio ese poema de Neruda, como casi todo el resto de su trabajo). Me pierdo en la percepción del movimiento de las cosas vivas; arbustos, árboles, aves y la perra loca que come snorkels. Es bonito ver como ha ido creciendo Pichichu, aún cuando sea una máquina de hacer maldades. Me enorgullece saber que es la perra mejor nutrida de Wabao. Haciendo pedazo el snorkel. Una reina. Mi ángel vengador.

Me está empezando a entrar el sueño. Y no son siquiera las 5:26 am. La conexión de Inet nos fue cortada, junto con el resto de los pitidos de la línea telefónica. No hemos pagado.

Esa es una de las lecciones que atesoraré por el resto de mi vida y que que he aprendido en Maré: No hay que hacerse mala leche por weas. Como ven, la sabiduría inunda este post. Me largo, tuto. Profundo.

LO QUE NO SE VIO

Alex llegó a eso de las 6 am. Estacionó el auto frente a su casa. Lejos de la nuestra. Se olvidó completamente de nuestros planes. Se enojó inclusive cuando volvimos a eso de las 10:30, Gavin y yo. Arguyó que nadie le decía qué planéabamos hacer. Que lo habíamos dejado sin auto para ir a hacer sus experimentos en la mañana. Conversé con él, con toda la paciencia que me caracteriza. Cuando le recordé el instante preciso en el que le dije que necesitaríamos el auto en la mañana, su enojo se disipó. Abrío la boca y un Ah! silencioso nacío a este mundo.

Lecciones para todos. Más difíciles para unos que para otros. El snorkel estaba echo bolsas.

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