miércoles, octubre 24, 2007

A Cristina. A Hernán.

Me preguntas si tengo miedo. Estoy inundado por él. Me preguntas si quiero existir sintiendo que no hay esperanzas de arreglar este preciso momento, este preciso post, estas precisas palabras. Sí, quiero.

Ahora mismo quiero que se abra la puerta de la pieza de esta casa que no cesa de gotear bajo la tormenta de lluvia que no ha parado en dos días ya, y debato en mi mente por decidirme a quién quiero ver aparecer antes por la puerta. Y sí, lloro. En silencio pero copiosamente, porque es mi único acto de liberación. No te preocupes, estaré bien.

Quiero ver a Romina corriendo hasta mi lado y sonriéndome, decirme: Felipe. Quiero ver a Paz Belén, saliendo de su mundo imaginario y dejar de mirar a través de mí. Verme a mi y sonreír. Quiero un abrazo de Tamara. Diablos, los quiero a todos en mi pieza.

Quiero que la casa se caiga a pedazos, que las paredes salten lejos porque no hay cabida para barreras que me mantengan aislado, para que las esperanzas las pueda volver a sentir en la piel, en los ojos y en los olores conocidos.

Me preguntas si me encuentro bien. Ahora sí, gracias por leer este post. Sólo estoy cansado. Esto es lo que he venido a buscar.

Me miras con cara de aprensión y no puedo encontrar palabras ni expresión alguna que ayude a tranquilizarte. Lo siento. Pero nada ha cambiado, sigo siendo el mismo hombre raro.

Me pregunto si alguna vez pensaste, mientras me viste crecer -mientras me amabas tanto, a cada instante que oías mi voz, y a cada instante en que te buscaba para sentirte cerca-, si pensaste si yo no era extraño.

Me pregunto si te asustabas tanto como yo cuando me di cuenta de que tenía transtornos de sueño. Transtornos emocionales que nunca pude entender, ni cuya causa jamás logramos determinar. Yo, siempre tan raro. Me asustaba. Yo sé que debes haberte asustado.

Ahora quizás te hago llorar. No tengas pena. Te agradezco por darme la vida. Es lo más valioso que puedes imaginar que un ser puede entregar a otro. Aún cuando no sea estrictamente planeado. Me gusta la idea de la vida que emerge continuamente de otra vida. Si quisiera apuntar a Dios en alguna parte, apuntaría a esa dimensión en nosotros, todos nosotros. En Romina, Tamara, Vicente, Paz Belén, y en aquellos que jamás lograron ver la hermosa luz del atardecer, o sentir la brisa limpiando nuestras preocupaciones y dejando nuestra frente lisa, libre de arrugas.

Sí, tengo miedo. Este amor solamente existe entre nosotros. ¿Dónde la encontraré cuando no estés? Si no me pregunto estas cosas, no sería yo. Ya ves, no es tortura. No puedo evitar el bucear en los recónditos de mi alma, para entender y enfrentar mis miedos. Sé que los tengo. Están ahí por algo.

Te preguntas si ahora me sentiré más tranquilo. Mi pecho respira tranquilo, ahora puedo ir a dormir y sé que tendré dulces sueños.

Me pregunto si sientes en la carne y en los huesos lo mucho que te quiero. Lo mucho que me parezco a tí, pero también lo mucho que me inventé mientras crecía, en ese eterno proceso de hacernos distintos.

Yo ahora sonrío. Me limpio los mocos y me seco las lágrimas. Río, porque resulté ser este hombre raro. Nunca dejé de observarte. Nunca dejé de aprender sobre la vida por las cosas que sufriste, que experimentaste.

"Así de hermosa, de desgarradora es mi existencia" te digo, "y amo todos los aspectos de mi vida porque los puedo vivir intensamente. En vez de paralizarme, mi curiosidad me mueve adelante, siempre adelante. Derechito, como siempre lo visualicé".

Buenas noches. A ambos. Los amo muchísimo.

Dénle un abrazo pulento pulento a la Romi en mi nombre, le deseo un excelente cumpleaños.

No hay comentarios: