
Pues ahí estaban, trabajando afanosamente sobre los cuerpos de moscas que caen sobre las ventanas de la casa que he tratado con insecticida para mantener a raya la población de moscas de la fruta que se devora nuestra fruta fuera del refrigerador. Y yo ni me había percatado...
Terminaba de lavar la loza, cuando oí los gritos de una pompa fúnebre compuesta de hormigas, que no le hacen asco a las moscas que caen neuróticas desde la ventana envenenada tratando de alcanzar ese otro lado tras el umbral invisible del vidrio. Por golosas les pasa, porque se comen el veneno las huevonas.
- Abran paso señores. Señora, no quese ahí de patas cruzadas, venga a ayudarnos, no se haga la sorda, le hablo a usted - le decía una hormiga obrera a otra, mientras con una de sus patas traseras empujaba a una inmensa hormiga soldado lejos de la mosca muerta -, al menos usted tiene más neuronas que este pobre estúpido que pretende morder a esta mosca y que no se da cuenta de que ya está hecho el trabajo, venga, ayúdeme a llevarla al hormiguero. Haga cualquier cosa, menos tomar el sol así, desvergonzadamente, mientras nosotros nos rompemos las espaldas y las mandíbulas trabajando. Allá quedan más moscas muertas, vaya vaya...
- Yo las protejo, yo las protejo - repetía la soldado a medida que la pompa se alejaba y ya no podía oír la algarrabia de insultos e improperios que acompañaba a ese grupo tan peculiar de hormigas.

Terminaba de lavar la loza, cuando oí los gritos de una pompa fúnebre compuesta de hormigas, que no le hacen asco a las moscas que caen neuróticas desde la ventana envenenada tratando de alcanzar ese otro lado tras el umbral invisible del vidrio. Por golosas les pasa, porque se comen el veneno las huevonas.
- Abran paso señores. Señora, no quese ahí de patas cruzadas, venga a ayudarnos, no se haga la sorda, le hablo a usted - le decía una hormiga obrera a otra, mientras con una de sus patas traseras empujaba a una inmensa hormiga soldado lejos de la mosca muerta -, al menos usted tiene más neuronas que este pobre estúpido que pretende morder a esta mosca y que no se da cuenta de que ya está hecho el trabajo, venga, ayúdeme a llevarla al hormiguero. Haga cualquier cosa, menos tomar el sol así, desvergonzadamente, mientras nosotros nos rompemos las espaldas y las mandíbulas trabajando. Allá quedan más moscas muertas, vaya vaya...
- Yo las protejo, yo las protejo - repetía la soldado a medida que la pompa se alejaba y ya no podía oír la algarrabia de insultos e improperios que acompañaba a ese grupo tan peculiar de hormigas.

2 comentarios:
jaja, genial tu narrativa
quieres saber que me provoca leer lo que escribes?
te diría que depende, algunas veces tristeza también alegría, otras penas y llantos, ganas de volar para abrazarte y darte mi cariño cuando me da la impresión de que necesitas de mi amor de madre, otras mucho orgullo del hijo que tengo, otras angustia y preocupación, otras que ganas de entrar en tu mente!!!! porque logras sorprenderme y siempre veo tu rostro en cada oportunidad en que me provocas todo lo que digo mas arriba por lo que te conozco y por lo que aprendo de ti cada vez que escribes y conocer mas ti.
te quiere y admira
mamá
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