Buena la columna de Ferguson. Habrá que esperar su librito para cachar mejor el mote.
Ciertamente que las nucleares podrían ayudar significativamente en la producción de la energía necesaria proyectada para los próximos 50 años, pero también lo podrían hacer las energías renovables (eólica, geotérmica y solar).
Si los privados en Chile quieren invertir entre 4 y 9 billones de dólares US por planta nuclear, el Gobierno bien podría instigarlos a que inviertan esa cantidad en la producción de energía a partir de fuentes renovables, que son aquí y en la quebrada del ají, más SEGURAS y LIMPIAS que la opción nuclear. No hay un solo estudio serio, confirmando que las plantas nucleares sean más verdes que las plantas de energía renovable.
La reflexión que propongo es la sgte. Si pudiéramos optar entre vivir al lado de una generadora de energía solar, eólica o geotérmica, y la una planta nuclear. ¿Dónde preferiríamos vivir?
En caso de catástrofes, o simple mal funcionamiento de las plantas nucleares, el riesgo de malograr el ecosistema, por mínimo que sea, siempre será mayor que el de las plantas de energía renovables. Las emisiones de gas carbónico también serán menores. Por donde se vea, la energía renovable es más interesante y desafiante.
Si el argumento es que debemos obligatoriamente optar por la nuclear porque la proyección futura del consumo de energía de los chilenos irá incrementando a tal paso que no tendremos suficiente para tener prendido 4 pcs al mismo tiempo en una casa donde viven 2 personas (caso directo de un querido amigo mío), entonces recomiendo sinceramente que se haga una fuerte campaña de conscientización nacional en el buen uso de la energía. Y que el Gobierno inste a los privados a invertir en la producción de energías limpias, en vez de caca radiactiva.
Nada peor que elegir el mal simplemente por miedo a las proyecciones futuras. Si hay plata para invertir en riesgosas empresas energéticas con alto sabor a macuqueo e influencias geopolíticas, debiera haberla para las empresas más seguras, que ayuden de verdad a Chile a independizarse en la generación de sus reservas nacionales de energía.
Igualmente, si hay dinero e interés para estudiar la posible implementación de plantas nucleares en Chile, ¿cómo es posible que no se hagan esfuerzos para hacer realidad lo mismo para plantas de energía renovable?
La respuesta, querámoslo o no, está pasada a lobby y macuqueo político. Estos se realizan a puertas cerradas, lejos de la opinión pública y por ende nacen del oscurantismo político moderno.
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